Llamados a comunicar a Cristo en las periferias existenciales (Mons. Celli)

"Para comunicar a Cristo estamos llamados a “no encerrarnos en la soledad, en el desaliento, en el sentimiento de impotencia ante los problemas”. El Papa nos indica que encerrarnos es un peligro: “Nos encerramos en la parroquia, con los amigos, en el movimiento, con quienes pensamos las mismas cosas… pero ¿saben qué ocurre? Cuando la Iglesia se cierra, se enferma. Piensen en una habitación cerrada durante un año; cuando se entra huele a humedad, muchas cosas no marchan. Una Iglesia cerrada es lo mismo: es una Iglesia enferma. La Iglesia debe salir de sí misma. ¿Adónde? Hacia las periferias existenciales, cualesquiera que sean. Pero salir. Jesús nos dice: “Id por todo el mundo. Id. Predicad, Dad testimonio del Evangelio” (cf. Mc 16, 15)”. (Francisco, discurso a los movimientos eclesiales, 18 de mayo 2013)

Podríamos afirmar que tantos hermanos y hermanas de este continente latinoamericano y del Caribe se encuentran en la periferia; lo mismo sucede con tantos comunicadores y medios de comunicación católicos que forman parte de una periferia respecto al enorme mercado de los grandes medios de comunicación comerciales.

Para todos los comunicadores católicos y, en especial, para aquellos que se encuentran en las periferias, tendremos que asumir y promover la Nueva Evangelización como un proceso integral del ser humano que ayuda a recuperar la dignidad de los hijos de Dios; buscando nuevas formas de comunicación para el desarrollo; y, como nos alienta el Papa Francisco, “sin encerrarnos”. Él afirma: “Prefiero mil veces una Iglesia accidentada, que haya tenido un accidente, que una Iglesia enferma por encerrarse”. Tengamos siempre presente que nosotros debemos comunicar la Verdad, la Bondad y la Belleza que es Cristo

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Seguimos con el texto que Mons Claudio María Celli ha hecho llegar a la Asociación de Comunicadores Católicos de América Latina y Caribe.

¿Qué son las periferias? Para que existan periferias debe haber un centro. Lo periférico es lo que está alejado del centro y el centro para el cristiano es Cristo. Las periferias son las zonas que se sienten lejanas y desmotivadas para acercarse a Cristo.

Pero hay periferias de muchos tipos, sociales, económicas, intelectuales, emotivas, etc. Todas y cada una de estas periferias sufren por no estar en el centro y el deber del cristiano es señalar que el centro no es la sociedad, ni la economía, ni el conocimiento, el centro es Cristo, que nos da fuerzas para dejar de sentirnos marginados y rechazados. A partir de ese momento, podremos andar de nuevo con dignidad por el mundo.

¿Qué pasa cuando nos encerramos en nuestra burbuja social? Posiblemente el episodio evangélico de la transfiguración sea el que mejor refleja lo que Cristo hizo al ver que los apóstoles estaban creando una maravillosa burbuja donde vivir: Señor, ¡qué bien estamos aquí!; si quieres haré aquí tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías (Mt 17, 4) Con la situación ideal aparece la tentación de cerrarnos en nosotros mismos y disfrutar de los talentos que hemos recibido de Dios. Pero: Todavía estaba hablando cuando una nube resplandeciente los cubrió con y una voz desde la nube dijo: Éste es mi Hijo, el Amado, en quien tengo mis complacencias: escuchadle (Mt 17, 5).

Se acabó la fiesta, hay que bajar del Tabor y seguir con el trabajo diario. La Iglesia que se cierra en si misma se enferma porque pierde el sentido difusor del Evangelio. Construir una comunidad maravillosa es un trabajo estupendo, pero sólo si esa comunidad crece  y crea nuevas comunidades, encuentra el sentido de su existencia.

La comunicación es esencial para llegar a las periferias. Lo complicado es que las periferias acepten lo que les comunicamos, pero al menos hemos de llegar y estar presentes allí donde Dios ha dejado de ser el centro de la vida de las personas.

En el caso de los blogs, es muy interesante pensar en invitar a personas que no piensan como nosotros a opinar o participar en lo que decimos. Lo ideal sería que participaran a través de los comentarios, pero a veces hay que forzar un poco el asunto y empujarles. Como siempre, esta actitud de ir hacia las periferias es peligrosa, ya que al intentar dialogar podemos perder más de lo que ganamos. Podemos accidentarnos y encontrarnos en un problema. Bueno, el Papa nos dice que un Iglesia que se accidenta siempre puede darse cuenta, pedir perdón por lo errores cometidos y volver a centrarse de nuevo. Una Iglesia que vive encerrada, languidece y desaparece.






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