Nuevo lenguaje de comunicación de la Iglesia (III)

Volvemos al mensaje del Santo Padre para la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, pero antes de abordarlo, repasemos el meollo sobre el que se centran las preguntas que trataremos de responder: 


¿Qué es el pensamiento digital?

El pensamiento digital es el conocimiento generado y difundido a través de los nuevos medios de comunicación digitales.

El pensamiento digital está más presente de lo que podríamos creer. Los medios de comunicación están colonizados por este pensamiento y cada vez está más imbuido en nuestras vidas. ¿A que alguna vez a buscado en opiniones sobre el hotel donde piensa alojarse? ¿Ha buscado o dado opiniones sobre alguna noticia o libro? Pues todo esto es pensamiento digital.

Sus principales características son: 
  • Cantidad: Inmensa e inabordable. Ante la magnitud de su presencia, lo mejor es especializarse para actuar de forma local, pero sin perder la conciencia de la totalidad.
  • Calidad muy diversa. No existen estándares o requerimientos. Podríamos decir que todo vale, lo que es una oportunidad y un peligro, al mismo tiempo.
  • Es global y asíncrono. No está localizado en una persona o grupo, sino que está en todo aquello que nos reclama dentro la red, más allá de un tiempo y un espacio determinados.
  • Es instantáneo. No hay que esperar más que unos segundos para acceder a lo que queramos, siempre que sepamos localizarlo, claro. Los buscadores y las redes de conocimiento nos facilitan el acceso a lo que necesitamos o queremos.
  • Es interactivo. No se trata solo de leer o ver. Podemos opinar, protestar, mejorar, reseñar lo que estimemos necesario. Por lo tanto, cada usuario puede producir, difundir opinión y conocimiento, por si mismo o en unión con otros usuarios.
  • Interconecta. El pensamiento digital nos une y nos relaciona. Las personas se acercan más allá de sus límites geográficos, culturales y lingüísticos. Los conceptos, ideas y personas, formamos redes de manera similar a las de la vida real. 
  • Es multimedia. Todos los sentidos entran en juego. Los materiales se convierten en elementos dúctiles que pueden ser enviados y recibidos de forma adecuada.
  • Es individualizable. Cada usuario decide de forma libre lo que acepta y cómo lo acepta.
  • Es accesible, en la medida que tengamos los medios y conocimientos mínimos para hacerlo. No existen límites reales de edad, estado físico o cultura para interaccionar en la red. Para cada limitación es posible encontrar una compensación que haga viable lo que antes parecía imposible.

Simplemente estamos delante una nueva cultura digital y quienes estamos dentro de esta cultura se nos denomina, nativos digitales. También existen personas que tienen el estatus de emigrantes digitales. Es decir, que utilizan y/o acceden y/o aceptan parcialmente el pensamiento digital. Son los que más están sufriendo el cambio social que se está produciendo.

Resumiendo: el pensamiento digital se crea viendo, oyendo, leyendo, tocando analizando, sintetizando, razonando, cuestionando, reflexionando, intuyendo, creando…, sobre información disponible en la red.

Después de revisar qué es el pensamiento digital, entremos en la pregunta que se hacía el Santo padre:

"¿Qué desafíos plantea a la fe y a la teología el llamado pensamiento digital?"

 Hagamos un breve análisis DAFO de lo que tenemos delante:

Oportunidades
  • Llevar el Mensaje cristiano de forma global, instantánea, interactiva, crear relación entre las personas, utilizar multimedia, a la medida de cada cual y accesible para quien tenga los medio y conocimiento necesario. 
  • Dar a los emigrantes digitales,  la oportunidad y los medios para que se beneficien de todo el universo de posibilidades que ya son una realidad.
Peligros
  • Perdernos en la inmensidad de la red, no saber dónde, cuándo y cómo estar presente. 
  • Obsesionarnos con la inmediatez y abordar solo los aspectos inmanentes, aparentes, exteriores de la Fe y la Iglesia. 
  • Hacer de la interactividad y la relación con los demás, un fin y no un medio para nuestra misión. 
  • Perdernos en las estéticas, los tecnicismos y no profundizar en lo que tenemos que transmitir: Mensaje, Misterio y Compromiso. 
  • Crear un mensaje ajustado a lo que cada cual quiere oír para ganar espacio o notoriedad. 
  • Olvidar el compromiso cristiano o ajustarlo a lo que cada cual quiere asumir. 
  • Olvidar las dimensiones sobrenaturales de nuestra Fe: sacralidad, belleza, mística...
  • Poner empeño en que todos accedan a la red, sin haber creado previamente lugares y estructuras que soporten, guíen y den consistencia (virtual y real) a la vivencia cristiana.
  • Entendernos personalmente como "salvadores" o protagonistas, olvidando que toda acción que hacemos es voluntad de Dios y debe ser realizada a mayor gloria Suya y como soporte a la Iglesia.
Debilidades
  • La comunicación interna y la fragmentación que padecemos. 
  • Los recelos injustificados que tenemos unos por otros. 
  • Cierto menosprecio por la innovación y las nuevas tecnologías. 
  • Poca formación en muchos ámbitos eclesiales. 
  • Falta de objetivos claros.
Fortalezas
  • Los católicos tenemos tradición de evangelizar con a través de los medios de comunicación que se han ido creado. 
  • En su momento lideramos la cultura creando centros educativos,  difundiendo la cultura cristiana, estando presentes en todas las ramas del saber. 
  • Somos capaces de unir tradición, e innovación sin perder nada de ambos aspectos. 
  • Existen profesionales católicos capaces de liderar este proceso, tanto dentro de las estructuras institucionales, como de manera paralela, aunque siempre fiel a la Iglesia. 
  • Tenemos los mismos medios que cualquier otra organización o colectivo humano. 
  • Sabemos además ser comunidad y trabajar de forma coordinada y creativa.
  • Quizás la mayor de las fortalezas es el carácter sobrenatural de nuestra misión y la esperanza que siempre guía nuestros pasos. Podemos orar a Dios para que nos ilumine y nos muestre el camino, al mismo tiempo que actuamos en el mundo de forma decidida.
El principal desafío a la Fe y a la teología es hacerse presente en la red y ser capaz de ofrecer a quienes lo necesiten, soporte, ayuda, afecto, conocimiento y compromiso.

¿Cómo afrontar estos desafíos? Ahí entra la otra pregunta que se planteaba el Santo Padre era:

"¿Qué preguntas y requisitos?"… se plantean para hacer esto realidad.

Las preguntas son muchas, casi incontables. Ante cada pregunta debemos orar a Dios, reflexionar, actuar y aceptando lo que tenemos delante. Cada respuesta, lejos de ser una estación terminal de nuestro compromiso, genera nuevas preguntas y nuevos compromisos a asumir. Esta es nuestra misión. Espero haber contestado algunas de las preguntas, siendo consciente de que he generado muchas más.

¿Requisitos? Los evidentes. Compromiso, unidad, afecto, hermandad, caridad y capacidad de negarse a uno mismo para que la comunidad sea la beneficiaria de todos los dones que Dios nos da. Capacidad de afrontar retos, esperanza, creatividad, empatía y aceptación de lo que Dios nos tenga reservado.

Soy consciente de que decir todo esto es muy fácil y que lo difícil es hacerlo realidad. Pero el primer paso de todo es conocer a qué nos enfrentamos.

Dios nos ayude y nos ilumine en el camino.

Preguntas¿Es necesario ser consciente de las limitaciones personales que tenemos dentro de la red? ¿Podemos superar estas limitaciones actuando unidos? ¿Qué desafíos nos presenta la necesidad de trabajar juntos? ¿Se le ocurren más peligros, oportunidades, fortalezas ay debilidades? ¿Nos asustan los retos? ¿Qué sentido sobrenatural tenemos y empleamos en nuestra actividad eclesial? ¿Esperanza? Bonita palabra ¿Verdad?

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